LAS SIETE ESTAMPAS DE QUERÉTARO
- UNI2 Studio
- 19 jul 2021
- 7 Min. de lectura
Por Roberto Hernández
El intérprete del acordeón

Tras vagar sin que el tiempo hiciera regla, caminando por aquellas calles antiguas, sinuosas y de estilo barroco, había algo que distraía ese aquel admirar, y es que era difícil no percatarse del sonido de un desafinado y viejo acordeón.
Fue en aquel Andador Libertad, donde se encontraba la cuna de las singulares melodías y es que, para gran sorpresa, al ver a ese viejo acordeón, su existencia contrastaba su larga vida con la juventud de su intérprete. Con fragmentos de piezas como “Golpes en el corazón” de los tigres del norte o el infaltable ”Cielito lindo”, el joven niño hacía cantar su acordeón en cuanto veía a la gente pasar.
Me detuve a unos escasos metros con el objetivo de capturar una escena interesante, sin embargo, no tuve que esperar más de cinco minutos para que eso sucediera. Una familia caminaba en dirección hacia aquel músico, los padres con paso firme, mientras sus hijas se veían confusas. Por lo tanto, me encontraba concentrado, con el dedo índice listo para presionar el botón de disparo en mi cámara.
Al llegar la escena imaginada, fue casi un regalo ver como el padre metía sus manos en sus bolsillos con el propósito de darle unas monedas a sus hijas para que hicieran una acción caritativa. El padre entendió mi propósito y quiso mostrar ante mi cámara una historia de contrastes, en donde ahora solo queda a la imaginación pensar qué habría sucedido con esas monedas de no haber estado presente en ese instante.
Aquí estoy señor

Míralo ahí tan imponente, tan lleno de esperanza, y claro, por encima de todos. Rodeado de esa aura dorada, quien no quisiera rendirte culto y aleluyas. Como nos cuentan la gloria, solo a los ignorantes no les gustaría pasar la eternidad en un lugar así, y es que, con estas maravillosas vistas de tus templos, nos das un pequeño vistazo del paraíso.
Vamos, todo es hermoso cuando se habla de ti, pero que clase de Dios es aquel que a unos les da mucho y a otros nada. Mírame aquí recargado en este pilar; cansado, hambriento y enfermo, y tú, posando en ese gran altar, escuchando las plegarias de todos, menos la mías.
Todo hijo bautizado está invitado a la gran fiesta, así que yo también lo estoy, pero mejor no opto por entrar y espero a que alguno de tus hijos fieles se dignen a darme unos pesos para vivir mis penas. Aquí estoy a la espera de llegar al paraíso, mi único pecado fue ser pobre y sin educación, sin alguien que me ayudara a seguir adelante, pero no entiendo. Es por esto que me pregunto si en verdad vale la pena una vida de miseria para después llegar a la gloria.
Los días pasan y mi vida comienza a desvanecerse y por ahora solo queda mirarte a los ojos esperando a que en algún momento logres escuchar mis palabras.
El mapa de la pobreza

Querétaro mágico y lleno de colores, obviando una pequeña realidad de la pobreza existente en nuestra población.
El 38 por ciento de los queretanos gana menos dinero de lo necesario para comprar la canasta alimentaria. Uno, dos o tres trabajos son los que requieren las personas para poder sobrevivir.
Pero en 10 años la población que se encontraba en situaciones extremas ha disminuido a sólo un 2 por ciento, pero a su vez aumentando a la población vulnerable por ingresos. “Sigues siendo pobre, pero ya no tan pobre”.
Las personas no han mentido sobre Querétaro y que es tan mágico que su población está dividida económicamente en partes similares; 28. 1 por ciento de la población es no pobre y no vulnerable, 38 por ciento es vulnerable por carencias sociales y 33.9 por ciento se encuentra en situación de pobreza y pobreza extrema.
De los 2 millones 368 mil Queretanos, solo 665 mil 408 personas son las que viven su día a día sin complicaciones, y esto es similar a decir que de todo el estado de Querétaro, solo la mitad de las personas que viven en la capital, han sido privilegiados en su economía.
Hasta pronto Querétaro

Ya me voy rumbo a mi casa, allá en mi humilde pueblito, pero no quiero partir sin antes detenerme un momento para admirar la gran ciudad.
Con mi vieja mochila y gorra bien puesta, te admiro con la cabeza en alto, es indudable que tu belleza pueda negarse. Todo es tan mágico que el cansancio incluso se opaca al tomar un respiro y observar tus bellas calles.
Me ha salido caro durar estos días aquí, pero apreciando la asombrosa vista que ofrece este mirador, hace que mis ganas de esforzarme por trabajar en esta ciudad se multipliquen y fortalezcan, por que yo se que eres caro, pero caro por todo lo que proporcionas.
No me canso de mirar lo hermoso que eres, tus bellos arcos y asombrosas edificaciones, hacen de uno ver que el progreso está en la palma de su mano. Me voy pero con la esperanza de que cuando regrese, sea por un largo tiempo.
Tras varios días de andar y conocerte, es en este momento que caigo en cuenta que todo lo que me decían sobre ti, no eran más que puras verdades. “Eres mi gran Querétaro, mi gran nuevo hogar”.
El trabajo

Hoy es un día común, como cualquier otro. Siempre me despierto a las 4 de la mañana y con mucho esfuerzo es que comienzo a abrir mis ojos; me levanto de la cama, camino hacia la regadera y me doy un baño con agua bien fría para despertarme completito.
Mi mujer me da mi desayuno; huevo, frijoles de olla, y claro, mi café negro sin azúcar para aguantar la jornada, y es que, siempre hay que echarse un taco antes de salir en friega a la parada a esperar el camión.
En la fábrica ya todos saben que hacer, llegan cientos de personas a tomar sus puestos y con monotonía realizan sus deberes, así es la vida en el trabajo, no hay de otra. Sin tener la secundaria terminada, solo en lugares así es que me aceptan y lo agradezco, tengo para comer.
Aquí en la ciudad industrial es lo que uno espera encontrar, pero a pesar de creer que es fácil, uno termina bien cansado, tanto que incluso es difícil a veces esperar hasta llegar a casa para echarse una pestañita.
Para nosotros los obreros el tomar el camión se convierte en un momento de tranquilidad ya que te olvidas de todo, te relajas y descansas, despejando tu mente de los problemas del trabajo o incluso el hogar. El sombrero y el viejo

Desde el día en que tuve conciencia de mi existencia, sabía que mi propósito en la vida sería importante, sin embargo, tarde tiempo para darme cuenta de ello. Pasaban los días, las semanas o inclusive los meses y yo seguía ahí, estancado en aquel puesto del mercado de la Cruz, pasando mis penas, mientras veía como todos decidían llevarse a otros, pero nunca a mi.
Grises, aburridos, sin sentido y sin vida, así son todos los demás, pero la gente prefiere eso. Fue hasta aquella mañana, que un niño pequeño se acercó al puesto y muy motivado apuntaba su pequeño dedo hacia mí, la vendedora quito la pinza que me encarcelaba, me guardo en una bolsa y se la entregó a aquel niño.
Entre la duda y la oscuridad, no sabía lo que sucedería conmigo. Alguien abrió la bolsa, pero ya no era el pequeño hombrecito que me compro, veía un rostro arrugado que expresaba en cada línea sus años vividos, esas arrugas se estiraron cuando vi al viejo sonreír y es que yo era el regalo de cumpleaños que su nieto quiso darle.
Fue en la mañana siguiente después de lo acontecido que el anciano me probó en su cabeza, ya con camisa y pantalón, se miró al espejo y expresó una gran carcajada. En mi mente imaginé que me botaría en el armario, sin embargo , tomó sus cosas y se fue al mercado a comprar su verdura. En la calle todo mundo lo llenaba de halagos por mi presencia, y es que, al viejo lo veía muy feliz, por ello nunca sale sin mi compañía.
Desde ese momento supe lo cautivante de mi esencia, tan cautivante que inclusive en uno de tantos días llame la atención de un fotógrafo que viajaba en la misma ruta que yo, ya que sacó su cámara y tomó una foto, inmortalizando aquella gran amistad que hice con ese hombre.
No tengo duda que entre tantas tonalidades frías y grises, un poco de color puede hacer la diferencia.
La espera

¿Qué se espera con la espera?, a veces viene bien y en ocasiones desespera.
El tiempo nunca para y junto a la espera se equipará. La gente siempre espera, ya sea el final de la jornada o el camión en la parada.
Sentados ahí sin nada que hacer, para la mente viene bien empezarla a mover, y es que mientras uno espera, no hay opciones que tomar, que puro pensamiento comenzar a armar.
Uno se sentencia cuando hay que esperar y es que del tiempo hay que hablar porque no se puede evitar. Largo o corto a la vez, es que no hay que temer, la diferencia radica en lo que el pensamiento quiere hacer.
Mientras unos se enojan otros comienzan a delirar, que si la novia con él amigo lo empezó a engañar, otros tantos se motivan a ver la ciudad andar, que hasta unas buenas fotos comienzan a tomar.
Ver detalles que nunca ves, es consecuencia de la espera, que para bien o para mal es lo que nos espera. No hay nada malo en tener que esperar, cuando no hay nadie que te ha de esperar y es que quien espera la espera es porque no hay quien lo espera.
"Querétaro es un lugar lleno de cultura, pero sin lugar a duda las historias de su gente y sus roles en la ciudad son otra maravilla por descubrir…" - Roberto Hernández.
*Historias, fotografías y texto de Roberto Hernández, estudiante en la Lic. de Comunicación y Periodismo en la Universidad Autónoma de Querétaro.
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